
Por Pedro Etcheverry Vázquez
El 27 de Noviembre de 1871 tiene un significado especial para la juventud cubana, principalmente para los estudiantes. Los hechos ocurridos ese día tuvieron importantes antecedentes que no se pueden soslayar al evocar esta fecha. Sin embargo, lo sucedido a partir de ese momento, en que comenzó a desencadenarse la historia de agresiones contra el movimiento estudiantil revolucionario, también permanece latente en la memoria de todos los cubanos.
Al conocerse el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868 en la finca Demajagua, de la región de Manzanillo, en la antigua provincia de Oriente, numerosos estudiantes universitarios abandonaron sus aulas en La Habana y se enrolaron en varias expediciones armadas para unirse a los sublevados. Otros, recién graduados, también los siguieron. La hostilidad del gobierno colonial hacia la Universidad de La Habana fue incrementándose, a medida que se expresaba el apoyo de los estudiantes a la lucha independentista de los patriotas cubanos en la manigua redentora.
En la capital el Cuerpo de Voluntarios la emprendió con extrema violencia contra lugares públicos frecuentados por la juventud, provocando desórdenes de considerable magnitud. Así fueron agudizándose las contradicciones que condujeron tres años después, a un suceso que ha pasado a la historia como el Fusilamiento de los Ocho Estudiantes de Medicina.